Cada día contiene miles de momentos que nos hablan de la huella perfecta registrada en nuestro universo.
A pesar del ruido y estático estrés en estos días, si realmente estamos dispuestos al cambio y entrar en el río de la reacción y acercamos a la creatividad dada por lo bueno.
Podemos relajarnos entendiendo esto como un proceso no solo físico sino también mental. Entoces listos comenzamos por observar nuestro entorno, ver cada cosa de una manera nueva, incluso si nos movemos un poco del lugar habitual y si realmente alzamos nuestra vista encontraremos que la creación está siempre hablándonos de lo divino lo especialmente bien hecha que fue para ser percibida.
Cada momento contiene una enseñanza pero aveces estamos tan ocupados creando barreras y resistiendo que no vemos ni escuchamos, somos indifrrentes ante lo divino que nos rodea y también esta divinidad está misma esencia está dentro de nosotros.
En el aquí y ahora encontramos el «cielo» si podemos ser por un momento como niños.
Vivimos ya en un «cielo», no hay necesidad de pasar años analizando donde pasaremos cuando estemos muertos porque el aquí y el ahora son suficientes. No hay necesidad de gastar energía en actividades hacia el «más allá» Hoy y ahora mismo podemos escoger ser felices.
Está nuestra nueva visión hace de lo habitual algo simbólico, del caminar una danza, del silbido una sinfonía que nos acompaña camino a casa, de repente estamos en un nuevo escenario y la angustia se va, la ansiedad también tan solo por practicar ser más RECEPTIVOS al entorno. Cuando ponemos en práctica este nuevo y tambien propio camino conteniendo el entorno en nosotros de una manera nueva entonces hemos encontrando el nirvana en lo cotidiano. Por un momento reconocemos nuestra verdadera naturaleza.
Paz.